Reina de Corazones



Hace un par días nuestra Isabel más “Porcelaneada”, (no solo por su trabajo como representante de la famosa firma baldosas, sino por su considerable parecido a una estatuilla de porcelana), ha cumplido años, ni más ni menos que seis décadas, ¿Quién lo diría? Yo, no.


Desde que se casara (de penalti) con Julio Iglesias en enero de 1971, cuando tenía 19 años, Isabel Preysler fué bautizada como la “Reina de Corazones” en la vida social española, aunque este calificativo, nunca me ha gustado mucho, siempre me hace pensar directamente en la Reina de Corazones de Alicia en el País de la Maravillas, que aparentemente poco tiene que ver con ella.



Para algunos desubicados recapitulemos. La Preysler, empezó a ser popular en España a raíz de su matrimonio con Julio Iglesias, con el que tuvo tres hijos, Chabeli, Julio y Enrique. Después se casó con el Marqués de Griñón, con quien tuvo a su hija Tamara. Actualmente está casada con Miguel Boyer, ex-ministro de Hacienda, con el que tuvo a su hija pequeña Ana. Recuento: 3 maridos, 5 hijos y 1 nieto.



Desde hace ya unos años, se estableció como icono de elegancia en el país y toda “buena” fiesta que se precie quiere tenerla entre sus invitados. Desde que llegara a España, esta filipina nos ha dado muchos momentos de entretenimiento; numerosos reportajes familiares (siempre para revista en la que colabora), sus dos divorcios, los conflictos de su tercer marido con Ruíz Mateos (que te pego, leche!) o los recientes rumores de maltrato de su yerno, Christian Altaba hacia su hija.


Recién entrada en la década de los sesenta, causa más envidias que nunca, más que por su vida social, por su aspecto físico, admite cuidar su cuerpo, practicar yoga e incluso ayunar una vez a la semana. Las cosas que no admite y se dicen, se cuentan o se rumorean, son que adicta a los laxantes (esto lo confirmó una de sus asistentas domésticas), que un conocido médico estético oriental le hace tratamientos a base de vitaminas que ni el mismísimo Max Jacobson en los años 60, o que sus visitas al cirujano son tan frecuentes que apenas le que ya algo por “estirar”. Eso sí, en honor a la verdad he de decir, que más de una quisiera estar así de bien con operaciones incluidas a su edad, ya que populares operadas hay muchas, con buenos resultados, las menos.



Sea como sea, Isa, parece conocer la receta para mantenerse siempre espléndida, así, no me extraña que no le importe cumplir años, quien pillara los sesenta como ella…



6 comentarios:

  1. La "Presly" (como diria mi abuela) ha mejorado con los años, como los buenos vinos. Es la mejor representación de lo que se entiende por elegancia porque independientemente de que sus estilismoa te puedan gustar, según el día, mas o menos nadie pueda decir que vaya inadecuada o poco apropiada en cada una de sus apariciones sociales. En mi opinión esta sexagenaria en lo que estilo se refiere esta muy por encima de sus hijas que aunque poseen juventud carecen de ese aura de glamour que su madre derrocha por donde pasa.

    En fin, nada mas me queda añadir que..............larga vida a la reina!!.

    Sitoooosss.

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  2. Eso mismo dice Vanity FAIR, (me parece mucha tela). Pues yo creo que la niña pequeña, Ana Boyer, apunta maneras...Posible sucesora!

    Gracias por tus comentarios.

    XOXO

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  3. Posible, posible.........aunque yo la veo con un "punto intelectual" que no me termina de convecer.

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  4. Pues mira, como ya empieza a aparecer en las exclusivas de su madrecita...

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  5. estoy totalmente de acuerdo. esta señora no sólo está estupenda sino que además es lista. Ha hecho una empresa de sí misma y qué empresa. La marca "Isabel Presley" además de bien identificada con el lujo y la elegancia, es más conocida que los reyes o la Estéban, que ya es decir.

    ahora que... ¿no os parece que rechina un poco cuando la ves en las fotos y no sólo parece más joven que cuando era joven, sino que parece más joven que sus hijas?
    Desde luego que yo pagaba por estar así...pero a mí me da un poco de grimota.

    -pop-

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  6. Jajajajajjaja
    Lo cierto es, que la tía se vende tal y como desea, (que no siempre se consigue ni es fácil).

    XXX

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