Aunque con algún altibajo meteorológico, ya tenemos el verano a la vuelta
de la esquina, y con ello, los planes de ocio y relax… de relax o turisteo, que
esto ya cada uno lo gestione a su gusto y antojo, pero para aquellos que tengan
pensado pasarse por la ciudad de la luz, pasear por las orillas del Sena, tiene
plan de moda asegurado, ya que hasta el 6 de julio tenemos nuevo evento
expositivo;
Paris Haute Couture
La gran mayoría de las prendas que se expondrán pertenecen al museo
Galliera, el resto salen de las casas de moda parisinas como Dior y Chanel. Entre
los vestidos con cristales de Swarosvki (casa patrocinadora de la muestra), se
aprecia la evolución de la técnica en el enriquecimiento de los tejidos, a la
vez que el patronaje se complicaba por días. Los inéditos de la exposición; una
capa rosa de 1938, decorada en la espalda con un gran sol bordado de Elsa Schiaparelli, diseños de Balenciaga, Dior o Chanel. Además, que otra gran
figura de la moda, Charles Frederick Worth, del que hemos tenido pocas oportunidades
de ver sus obras en vivo y en directo.
Este vestido de Té de Worth estará en la muestra |
De Worth, no hemos
oído tantas historias turbulentas del enrevesado mundo de la moda, pero sin
duda es una de la figuras con más peso en este mundillo, la que construyó los
cimientos de la historia de la moda del siglo XIX.
Charles Frederick Worth
(1826-1895), diseñador británico fue pionero a la hora de firmar sus
diseños, al igual que los artistas de otras disciplinas como la pintura o la
literatura firmaban sus obras. Creaba una nueva colección cada año, con la que
aumentaba sus ventas y por lo tanto sus beneficios. Acciones que no se habían
hecho hasta el momento y perduran hasta nuestros días.
Este modisto inglés
llegó a París tras siete años de formación en Londres. Se establece en la
capital francesa trabajando para los almacenes Gagelin´s, donde conocería a su mujer, Marie Vernet, una modelo de
dicha casa. Para ella, diseñará un par de vestidos que provocaron el
entusiasmo entre los clientes. Ese mismo año la empresa decide abrir un pequeño
departamento donde Worth se encargaría de diseñar en exclusiva. Viendo la
aceptación de sus modelos, el director de la empresa incluye uno de sus diseños en el stand de la Feria Internacional del
Palacio de Cristal en Londres. El traje ganaría una medalla y poco tiempo después,
Worth dejaría los grandes almacenes para formar una sociedad con un comerciante
sueco, abriendo tienda propia en la famosa Rue
de la Paix.
Las líneas de Worth
eran sencillas, la falda caía plana por la parte delantera y recogió el exceso
de tela por detrás.
La palabra modisto se creó especialmente para calificar a
Worth, (igual que la de modistA es reclamada por Caprile), consiguió unir la
técnica inglesa del corte con la elegancia de los franceses.
El modisto inglés
debió gran parte de su fama a dos emperatrices de la época: Isabel de Austria y
Eugenia, la esposa de Napoleón III. Ambas se hicieron retratar para la
posteridad luciendo diseños en seda y tul bordados en oro de Worth.
El ascenso de Worth
como diseñador coincidió con el establecimiento del Segundo Imperio en Francia.
La restauración de una casa real en 1852, con Napoleón III, que puso en marcha
una gran visión de Francia, revitalizando la economía. La demanda de productos
de lujo, incluidos los textiles y el vestido de moda, llegó a niveles que no se
habían visto desde antes de la Revolución Francesa. El patrocinio de la emperatriz Eugenia aseguró
el éxito de Worth como modista popular desde la década de 1860.
Eugenia de Montijo |
Sobre la indumentaria
de la femme ornée o la "mujer
adornada" de la belle époque hay que decir que se caracterizaba por su
afán de comprimir y cubrir de postizos el cuerpo femenino. La idea era crear un
reloj de arena con las curvas de la dama: frágil cintura y exuberante parte
superior e inferior. El vestuario femenino, incluso en la versión ligeramente
suavizada de Worth, recordaba a una camisa de fuerza. Las mangas estaban
ahuecadas en el hombro, se recogían en el codo y se estrechaban hasta la mano.
Las faldas llegaban hasta el suelo y se ensanchaban en las caderas, cayendo en
forma de campana. Para el día se usaban telas de lino, terciopelo y lana. Los
colores eran pasteles claros o apagados como el rosa, azul o malva. Para la
noche se recurría a la seda, las puntillas, la muselina, el tul, el crespón de
China o el satén entre otros.
Por la década de 1870,
el nombre de Worth aparecía con frecuencia en revistas de moda, la difusión de
su fama llegó más allá de los círculos cortesanos. Muchas clientas viajaron hasta
París para comprar armarios enteros de la Casa de Worth.
Con su talento para el diseño y la promoción, Worth convirtió su casa de modas
en un gran negocio durante el último cuarto del siglo XIX. Sus hijos, Gaston-Lucien
y Jean-Philippe, se hicieron cargo de los negocios de su padre después de su
muerte en 1895, lograron mantener sus altos estándares. Los diseños de Jean-Philippe,
siguieron la estética de su padre, con el uso de telas espectaculares y adornos
lujosos. La casa floreció durante la década de 1920. La gran dinastía de la
moda llegó a su fin en 1952, cuando el bisnieto de Charles Frederick Worth, Jean-Charles,
se retiró de la empresa familiar.
Me encanta ver sus modelos, gracias.
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