No todo se hundió con el Titanic



 Durante estos días en los que se cumplen 100 años que zarpó el transatlántico más famoso de la historia,  los medios nos bombardean con todo lo relacionado con el temita: la versión en 3D, la sonada exposición o la subasta de objetos recuperados del “Titánico”. De modo que con tanto movimiento, me veo en derecho de recuperar una historia (relacionada con la moda), que no se hundió con este gigante.





 
 Lo cierto, es que entre los más de mil pasajeros a bordo del Titanic, se encontraba una afamada diseñadora de modas de la época; Lady Duff-Gordon ( 1863-1935). Más conocida como “Lucille” una destacada diseñadora de moda de finales del siglo XIX y comienzos del XX.


 
Fue una precursora de las que a mí me gustan, innovando en sectores adormecidos como la organización de desfiles de moda, ( de hecho, formó a las primeras modelos profesionales), puso en marcha la liberación de las faldas, bajó escotes, implantó corsés menos restrictivos promoviendo así, un atractivo minimalista. Fundó sucursales de su casa en Londres, París, Nueva York y Chicago, vistiendo a una clientela que marcaba tendencia, partiendo desde la realeza hasta personalidades del cine. 








Lucille, destacó por su ropa interior, vestidos de té y de noche. Lujosas prendas  elaboradas en capas de telas de tonos pastel adornados por ramos de flores de seda bordados a mano. Creaciones elaboradas a partir de yardas de tela ricamente ornamentadas y de mangas enormes. 


 
Sus desfiles se realizaban en cines, sólo por invitación, la hora del té, jugando con los completos existentes en el escenario; cortinas, iluminación ambiental, música de cuerda, regalos de souvenirs y  programas. Otra de las novedades en sus colecciones eran los llamados "vestidos emocionales", a los que  les dió nombres descriptivos influidos por la literatura, la historia y la cultura popular, reflejando el interés de Lucille por la psicología y ahondando en la personalidad de sus clientes.


 
 
Hija de modista, continuó con el oficio. En 1894  inauguró la Maison Lucille, en el corazón del elegante West End de Londres. Su hermana, el novelista de relatos eróticos Elinor Glyn, fue su mejor relaciones públicas.


Lady Lucy, además de diseñadora, escribía semanalmente de moda para un periódico, columnas mensuales Harper´s Bazaar y Good Housekeeping. A esto podemos sumar un genial ojo comercial; prestó su nombre para publicitar zapatos, sujetadores, perfumes y otros artículos de lujo. 


 
En 1912, viajó a Estados Unidos por negocios en relación con su sucursal de Nueva York. La diseñadora y su marido, Sir Cosmo Duff Gordon, reservaron un pasaje de primera clase en el trasatlántico Titanic. Al comenzar a hundirse, los Gordons Duff  se escaparon en un bote salvavidas, las malas lenguas  apuntaron que el marido de Luci, sobornó a los tripulantes de su bote para no socorrer a los nadadores de su alrededor y con este gesto inhumano salvaron sus vidas. 



 Lady Lucy, murió de cáncer de mama a los 71 años.

3 comentarios:

  1. La historia del Titanic, siempre me ha fascinado

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  2. Me encanta la historia del Titanic!! Este post esta super bien!!
    Besos!!
    http://sellevan.blogspot.com.es/

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  3. Una entrada fantástica! Enhorabuena :) Hay poca información al respecto en la web sobre esta grande. Un saludo!

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